Reunión del Concejo de Marchamalo

Por otro lado, el Concejo de Marchamalo, compuesto por los vecinos del lugar, también deberá aprobar la compra y adquisición del título de villazgo, como también se acredita en otros escritos: «En el lugar de Marchamalo, jurisdicción de la CIudad de Guadalajara, a 8 días dle mes de septiembre de 1626, este día ante mi el presente escribano y testigos parecieron presentes a campana tañída, como lo han de uso y costumbre a tratar de las cosas tocantes a servicio de Dios nuestro señor y de su majestad y bien público de él, y en la Plaza Pública de dicho lugar, especialmente, Juan de Oñoro y Alonso de Yusta, Alcaldes, y Miguel de Robledillo y Alonso de Yusta «El Mozo», y Francisco de Oñoro, regidores, y Baltasar Calvo y Juan Ablanque, diputados del concejo de dicho lugar, todos vecinos de este dicho lugar, que hacen el número de 50 que con ellos y 75 vecinos que otorgaron el poder al licenciado Miguel Calvo, presbítero, comisario del Santo Oficio, vecino de dicho lugar y del villazgo el cual poder pasó ante mi, el presente escribano, en este mes de agosto de 1626″.

El 31 de enero de 1627 se dio comisión al licenciado Juan Moreno para que diese a dicho lugar de Marchamalo la posesión de su jurisdicción, señorío y vasallaje y haga averiguación de la vecindad.

Rollo o Picota de Marchamalo 

El 8 de febrero de 1627, después de haber ajustado y entregado la suma de 347.250 maravedíes en plata, el Juez de Comisión, junto a las autoridades y vecinos, se reunieron en forma de Concejo Solomne en los pórticos de la lonja de la Iglesia de la Santa Cruz y oyeron la Cédula Real de su independencia.

Sin perder día comenzaron los autos sobre la posesión, nombramiento de justicias, escribano y carcelero, visitando las propiedades municipales, Casa Consistorial, taberna, carnicería, tercia, mesones y cárcel. Se da la posesión con todas las rentas, penas de cámara, de sangre y calumnias, penas de cárcel y cuchillo, portazgo y demás escribanías anejas a dicha jurisdicción, con los mojones y linderos que se habían fijado. Para administrar justicia dispondrán de un rollo que Marchamalo construirá a la entrada de la Villa por arriba (al norte, hacia Fontanar) y una horca a la salida, a la parte de abajo (hacia el sur y Cabanillas), ambas en el Camino Real de Aragón y Navarra o Cañada Galiana.

El rollo o picota fue instalado en las eras de la Vera Cruz, hacia la puerta Marquina, junto al Camino Real de Aragón. En las eras de la Vera Cruz se construiría años más tarde la Ermita de la Soledad. La puerta Marquina, era un paraje donde comenzaba la senda a las balsas y lindero al camino de Usanos, que pasaba por delante de la ermita. El Camino Real, también Cañada Galiana (vereda), cruzaba el término de Marchamalo y el núcleo urbano en dirección a Alcalá de Henares. El citado rollo jurisdiccional es símbolo de Marchamalo y uno de los pocos de su clase que permanecen en la provincia de Guadalajara, encontrándose dentro del cementerio, que fue construido en el año 1807.

La horca sería el símbolo de ejecución de justicia, formada por unos palos junto al paraje de Valquemado y San Miguel, en una elevación del terreno que se constata en el siglo XVIII cuando su propietario, en las declaraciones del Catastro de Ensenada, la describe como lindero al solano del Camino Real de Aragón hacia Alcalá de Henares. Se establecía que nadie osara derribarla sopena de perder vida y hacienda.

La Villa tuvo que someterse pasados los años al no poder soportar la pesada carga que suponía el débito contraido con la Hacienda Real, por lo que pasó a convertirse en Villa de Señorío. Por ello Marchamalo tuvo otra picota que se erigió en la Plaza Mayor, cercana al Banco de la Paciencia, la fragua municipal y al arroyo del Val, también junto al Camino Real. Así se describe en las respuestas dadas al Catastro del Marqués de la Ensenada en 1750, por el herrero Antonio Alburquerque.

La mojonera llevada a cabo en 1627 para el deslinde de términos estuvo envuelta en numerosos pleitos, al no estar de acuerdo con la colocación de los mojones que separaban los distintos parajes entre los términos de Guadajara y Marchamalo. Todo ello duró hasta 1691, todo un siglo entre pleitos y alegaciones. De dichos mojones se conservan dos, de piedra caliza, con una «M» esculpida en relación a Marchamalo. Correspondían a los parajes de la Regalada y las Marquinas, actualmente en el Polígono del Henares. Ambos se han colocado junto a un olivo en la Plaza Mayor.

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