Desde sus orígenes y hasta la mitad del siglo pasado, Marchamalo había sido siempre una población cuya economía se había basado fundamentalmente en actividades tradicionales y básicas como la agricultura y la ganadería, la recolección, la caza y la manufactura de productos esenciales.

El peso de las actividades agrícolas y ganaderas siempre fue preponderante, con el cultivo de especies vegetales de secano, árboles frutales y el pastoreo de ganado ovino y caprino.

La explotación del campo, en manos de la nobleza y el clero, por parte de jornaleros fue la tónica hasta las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz, mientras que la ganadería trashumante era el modo más extendido en la zona, como prueba la pervivencia de las Cañadas Reales y vías pecuarias que atraviesan nuestro municipio y que fueron creadas con el objetivo de facilitar el desplazamiento del ganado.

La construcción del Canal del Henares fue un hito tremendamente significativo en la historia de Marchamalo y en su desarrollo económico, representando un vertiginoso desarrollo de la actividad agrícola y una importante fuente de riqueza, al convertir las tierras de secano en regadíos. Esto permitió una agricultura intensiva y productiva que generaba mucha mano de obra y, al mismo tiempo, desarrollaba la ganadería y el comercio.

Especialmente destacada ha sido siempre la relevancia de los productos hortícolas cultivados en las huertas de Marchamalo, actividad que ha llegado hasta la actualidad de la mano de los hortelanos que siguen vendiendo sus productos en nuestros mercados. El cultivo de productos hortícolas hunde sus raíces en los tiempos en que se regaban las huertas con agua procedente de los manantiales que brotaban del paraje conocido como El Alcor, donde se situaba el gran prado o marjal que da origen al nombre de Marchamalo.

Entre los productos más destacados de la huerta marchamalera merece singular mención el cultivo de melones, que dieron fama a nuestra localidad y que, durante el siglo XX, llegaron a ocupar grandes extensiones del término, siendo famosas las variedades ‘cendrales’, capa del rey y hocico de cochino. Gran parte de la producción se vendía en otros pueblos de la provincia, en el Mercado de Guadalajara e incluso en Madrid, donde los melones de Marchamalo que eran vendidos a las puertas de la Plaza de Toros de las Ventas, el Estadio Metropolitano o Chamartín (Bernabéu).

La llegada de la industrialización a la zona desde mediados del siglo pasado, con el desarrollo del Polígono Industrial del Henares, modificaría la forma de vida de la mayor parte de los marchamaleros de forma radical, así como el propio municipio, que cambiaría rápida y progresivamente.

Sin embargo, la actividad agrícola y ganadera no ha desaparecido totalmente en Marchamalo, y la explotación de las grandes extensiones de terrenos de cultivo en el entorno de nuestro municipio, las pequeñas huertas, y algunas significativas actividades ganaderas continúa presente.

En nuestro municipio existe una Asociación de Agricultores y Ganaderos activa y que presta importantes servicios a sus miembros, como un centro de almacenamiento y suministro de carburantes al norte del municipio, junto a la carretera CM-1008. También organizan actividades a lo largo del año, como la celebración de San Isidro, patrón de los agricultores y día de fiesta local en Marchamalo.

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