Posteriormente el homenaje se centró en los varios los grupos de personas que, altruistamente, comparten el nexo común de haber mantenido y fomentado a lo largo del tiempo la tradición del Corpus Christi en Marchamalo, la cual también ha evolucionado con el paso del tiempo y con las aportaciones de estas personas, que elaboran los altares y alfombras repartidas por el municipio.

Las representantes de cada uno de los seis altares y alfombras que se exhiben en Marchamalo para la conmemoración de este señalado día dentro de la tradición católica española fueron pasando por el escenario del Ateneo Arriaca para recoger su galardón, empezando por la calle Hita, después la Plaza de los Pollos, las Eras Blancas, la calle de la Cruz, la calle del Val y, por último, la gran alfombra que viste la entrada de la Iglesia de la Santa Cruz, en la Plaza Mayor. Estas ubicaciones responden a los emplazamientos de los antiguos barrios de Marchamalo, el de Arriba, el de los Pollos, el de Abajo y el de la Alameda, con inclusión de otros nuevos altares en épocas más recientes.

 

HOMENAJE A DON BENJAMÍN Y DON INOCENTE

El acto concluyó, una vez entregados los reconocimientos más colectivos, con el homenaje a las dos personas más destacadas por su trabajo en pos de la pervivencia y fomento de las tradiciones católicas de Marchamalo, sus dos últimos párrocos, ya fallecidos.

En primer lugar se homenajeó la figura de Don Inocente Mesón, fallecido en julio de 2011, fue párroco en Peralejos, Taracena y Valdenoches antes de emprender su labor en Marchamalo, donde siguió atendiendo al mismo tiempo las parroquias de Viñuelas, Fuentelahiguera y Villaseca, dejando una profunda huella no solamente por su labor religiosa, a la que dedicó 35 años de su vida, sino también por su gran talla como humanista. Su madre, Felipa Gordo, y sus hermanos recogieron el Gallardo con una muestra de gran entereza dada la frágil situación anímica de Felipa.

El premio fue entregado de manos del Alcalde, Rafael Esteban, quién se fundió en un abrazo con Luis Moreno, hermano de Don Benjamín Moreno, quién fue párroco principal de Marchamalo durante más de 20 años y a quién también se le quiso reconocer en el acto del pasado domingo de forma especial. Don Benja, como era cariñosamente conocido en Marchamalo, recibió el gallardo en vida, el pasado mes de septiembre de 2012, como reconocimiento en el día de sus Bodas de Oro como sacerdote.

Falleció el pasado mes de enero dejando una impronta que no se podrá olvidar durante muchos años entre los marchamaleros, dada la honestidad y entrega con la que ejerció su cometido, especialmente en los primeros años, en los que aportó su colaboración a la instauración de nuevas tradiciones en torno al rito católico, como la elaboración de alfombras en el Corpus Christi, cuando sólo existían los altares en Marchamalo, o la celebración de la representación de la Pasión Viviente, en la que colaboran gran cantidad de vecinos.

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