banco paciencia

El Banco de la Paciencia recupera su lugar preferente en la Plaza Mayor, punto de encuentro y reunión para los gallardos durante varios siglos.

 

El Ayuntamiento de Marchamalo ha recuperado en las últimas semanas un nuevo vestigio de su historia, gracias a la estrecha colaboración entre la Concejalía de Cultura y la labor incansable del Cronista Oficial del municipio, Juan Enrique Ablanque, quién ha logrado con sus investigaciones la constatación de la existencia de este emblemático rincón del municipio, cargado de la ideosincrasia social de toda una época.


 

El mítico Banco de la Paciencia de Marchamalo ha recuperado su lugar preminente en la Plaza Mayor de nuestro municipio gracias a la instalación de una réplica de lo que fue durante siglos, y lo que aún sigue siendo, un lugar de encuentro y reunión preferente para los gallardos.

En sus orígenes, allá por el siglo XVIII, este era el lugar de contratación para los jornaleros en las diversas faenas que necesitaba el campo, ya fuera regar, labrar, segar o cualquier otra tarea para la que eran contratados por días y en la mayor parte de los casos de forma intermitente. Una gran viga de madera, seguramente procedente de un molino, situada en un lugar especial, el punto exacto donde se cruzaba el Camino Real de Navarra y Galiana Real (de norte a sur) y el camino a Guadalajara y Vereda de Canatalobos (de este a oeste).

«Su nombre era conocido por gentíos muy lejanos que acudían a vender o a comprar a Marchamalo, tal y como describe Ángel de Lucas Gil en un maravilloso poema que describe con precisión todo lo que este lugar significaba para Marchamalo», apunta Ablanque, poema este que se ha colocado en un hito cercano al banco en el que se hace referencia al valor histórico de este lugar.

Su existencia queda así mismo constatada gracias a que fue recogido de forma expresa en un documento de tan alto valor histórico como el Catastro del Marqués de la Ensenada, datado en 1750, y que se realizó en Marchamalo con especial detalle al elegir la Villa como experiencia piloto para este reconocido documento, primera relación fiscal meticulosa de nuestro país y una fuente de información de gran valor para los historiadores.

Ablanque ha querido hacer un agradecimiento especial tras la recuperación del Banco de la Paciencia «a mi amiga Conchi Monge, anterior Concejala de Cultura, y al Ayuntamiento de Marchamalo siempre presto a recoger todo aquello que pueda ser de interés para nuestro pueblo, con el agradecimiento especial para los trabajadores de la Brigada Municipal por su trabajo en la elaboración del banco, que ha tenido un resultado magnífico».

 

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